En dos listas tenemos, por un lado, los resultados de vivir según la carne y, por el otro lado, de vivir según el Espíritu.
La imagen de Dios no es un aspecto de Dios o del ser humano sino el ser humano mismo.
Después de decirnos lo que Dios nos ha concedido, Pedro nos insta a aplicar toda diligencia para crecer en nuestra fe.
El profeta terminó su libro anunciando su plan de alegrarse en Dios aunque llegara la calamidad.