Como muchos creyentes, el profeta Habacuc preguntó sobre la maldad en su nación.
Al final, el profeta dejó su queja y recordó las obras de Dios en oración.
Las viudas ya tuvieron abundante comida, pero todavía quedó por resolverse la continuación del linaje extinto de los hombres difuntos.
Jesucristo cumplió los tres oficios del Antiguo Testamento: profeta, sacerdote y rey.