El pueblo afirmó su amor por Dios, y Dios afirmó su presencia en medio de ellos.
Dios prometió que la gloria posterior de su templo sería mayor que su gloria pasada.
Mientras la Moabita Rut demostró fe y amor, su suegra israelita Noemí expresó amargura, porque consideró que Dios estaba en su contra.
Si la ley no abroga la promesa y no salva, ¿para qué la dio Dios? En Gálatas 3:19-25, Pablo da una respuesta a esta...